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Tema para jovenes: Padrastros y Madrastras Parte I


Shelly ya lo sabía. Cuando su padre la llevó a su cafetería favorita para mantener lo que él denominó "una conversación muy importante", el instinto le dijo que su padre se iba a casar de nuevo.

Sin embargo, después de que le diera la noticia, su padre la sorprendió al preguntarle qué le parecía el hecho de tener una madrastra. Shelly no tuvo una respuesta inmediata. El anuncio de su padre le desencadenó una variedad de emociones —un poco de celos hacia la nueva mujer de su padre, cierta tristeza nostálgica ante el divorcio de sus padres que había ocurrido tres años antes y una sensación de inseguridad sobre cómo encajaría ella en la nueva vida de su padre. Shelly se dio cuenta de que, en el fondo, no se le había ocurrido pensar en lo que significaría tener una madrastra en el día a día o, lo que es lo mismo, ser una hijastra. Muchos de los compañeros de clase de Shelly, que estudia tercero de enseñanza secundaria obligatoria, tienen padrastros o madrastras. Después de todo, las estadísticas muestran que un tercio de los niños es probable que pasen algún tiempo en familias mixtas, viviendo con sus padrastros o sus madrastras durante el proceso de crecimiento. Como cualquier persona que tenga televisión en casa, Shelly compartía los estereotipos de madrastra de la cultura popular, que iban desde la mujer pasota y centrada en sí misma hasta la absolutamente entusiasmada que se esfuerza demasiado en que todo salga bien. Se preguntaba qué tal le iría a ella.

Cuando un padrastro o una madrastra entra en escena En algunas familias, los adultos recién llegados y los niños parecen adaptarse y encajar perfectamente sin esfuerzo alguno, como si hubieran estado allí toda la vida. Todo el mundo se lleva bien: una gran familia feliz, exactamente igual que en "La tribu de los Brady". Pero algunas familias que se unen tras un segundo matrimonio pueden ser tan diferentes entre sí que lo mejor que puede hacer todo el mundo es apretar los dientes y hacer un enorme esfuerzo para poder pasar juntos un largo fin de semana. Construir una relación con un padrastro o una madrastra es bastante diferente a entablar otro tipo de relaciones. De hecho, cuando haces una nueva amistad o inicias una relación sentimental, eres tú quien decide si esa persona desempeñará o no un papel en tu vida. Y esa persona va entrando gradualmente en tu mundo, lo que te permite tomarte tu tiempo para decidir cómo encaja en él y qué sientes realmente por ella. Con un padrastro o una madrastra las cosas son muy diferentes; él o ella es alguien a quien tu madre o tu padre ha invitado a formar parte de tu familia. Tal vez tengas la sensación de que tu padrastro -o tu madrastra- viene a ser un extraño que, de repente, se tiene que introducir en los aspectos más personales de tu vida.

La presión para que os llevéis bien puede ser sumamente intensa. Puesto que la situación de cada persona es diferente, no existen fórmulas fáciles para aceptar a un padrastro o una madrastra. Algunas personas se encuentran con un padrastro o una madrastra después de la muerte de uno de sus progenitores, otras después de que sus padres se hayan divorciado. Algunos padres tardan años en conocer y casarse con otra persona; otros se casan casi inmediatamente. Si uno de tus progenitores se vuelve a casar, es posible que te encuentres de forma instantánea con una familia de hermanastros o, al cabo de un tiempo, con más hermanos menores. A pesar de que cada familia es diferente, hay algunas cosas que pueden ayudarte a relacionarte con un nuevo padrastro o una nueva madrastra.

Continuará.

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