La cultura de los jóvenes está muy involucrada con el material que sale de lugares donde hacen producciones cinematográficas, series o programas televisivos. A los jóvenes les interesa el estilo de vida de los famosos, ya sea sobre que canción sacó alguna banda, el corte de pelo de un cantante, la nueva novia de un actor, porque les representa un modelo de estereotipo para seguir, con el fin de sentirse original o encajar dentro de un círculo social. Tanta información superficial nos hace pensar que este comportamiento debe alejar a las personas de Dios.
Aún así, no deberíamos sentirnos culpables cuando nos actualizamos de lo que sucede en el mundo del espectáculo, siempre y cuando le dediquemos tiempo a todo, viviendo en equilibrio y armonía.
La juventud suele mostrar su amor, admiración y fanatismo a personajes que nunca se mostrarán ese afecto de regreso.
A veces nos equivocamos en lo que escogemos amar, escogemos amar algo que no tiene sentido. Pero esto nos ocasiona un placer inmediato. Los medios de comunicación justo están para complacer placeres inmediatos, por lo mismo tienen que ser cambiantes, los artistas se tienen que renovar para poder seguir en el mercado y no sean tediosos para el público. Es por esto que el ‘amor’ de la banda solo durará mientras los jóvenes compren su música y tenga éxito. Los fanáticos caen en una trampa material si se aferran a la comodidad de las masas. Una comodidad que no puede producir algún beneficio, más que placer en el momento.
Un comentador de televisión dijo que mientras existan las adolescentes, existirán los “boy bands.” Es sano que a una adolescente le gusten los chicos guapos carismáticos y con talento. Porque buscan imitar para ser exitosos, lo que los mueve a hacer grandes cosas. Sin embargo, suele pasar que la dedicación que un joven le invierte a la celebridad, se vuelva obsesivo en su vida. Los padres de familia han notado que esto no deja espacio para otras actividades más productivas y sanas.
Pero es preciso señalar que todo en exceso es dañino. La culpa no debe ser puesta en el objeto en mal uso. Con las prioridades en el orden correcto, una joven puede amar a su banda favorita y dejar espacio para actividades espirituales. Se pueden tener muchos intereses en la vida activa de una joven, pero manteniendo a Dios siempre por encima de todo.
La música, las películas, la televisión, y la mayoría de las formas de entretenimiento siempre han estado bajo examen profundo de personajes con autoridad.
Han sido acusados de estar afiliadas con el demonio una y otra vez. Pero la culpa no debe ser puesta en el entretenimiento en sí, sino en el receptor que la transforma en algo dañino y obsesivo para si mismo. Por lo tanto escoger a una celebridad como mi estereotipo no es malo, también es recomendable buscar a una estrella que transmita a Dios; como lo es Eduardo Verastegui, David Henrie, por destacar a algunos que viven vida católica, aunque tenemos muchos que viven una vida ética, en la religión a la que pertenezcan.
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