Abordar los propios sentimientos
Una de las cosas más importantes que puedes hacer es reconocer que tendrás multitud de sentimientos diferentes sobre tu nueva situación y que algunos de ellos serán contradictorios entre sí. Por ejemplo, incluso cuando a alguien le cae bien su nuevo padrastro o su nueva madrastra, es natural que sienta cierto resquemor porque esa persona está "sustituyendo" a su querido padre o a su querida madre.
Todo cambio —se para bien o para mal— es difícil. Incluso aunque no tengas sentimientos negativos hacia la nueva persona que ha entrado en tu familia, es posible que tengas emociones muy intensas e ideas muy claras sobre los cambios que ha supuesto su entrada en la familia.
Probablemente en algún momento te sentirás confundido, experimentarás conflictos de lealtades y tal vez te sientas enfadado o triste. He aquí unas cuantas cosas que puedes probar que tal vez te ayuden a organizar tus sentimientos:
Lleva un diario. Escribe sobre los cambios que están teniendo lugar en tu vida y sobre cómo te sientes al respecto.
Busca apoyo en algún amigo. Es posible que algunos de tus amigos más cercanos y de confianza hayan tenido sus propias experiencias con sus padrastros o madrastras, lo que te ayudará a sentir que no estás solo. Tus amigos también pueden compartir contigo consejos sobre qué hicieron en situaciones similares a la tuya, desde tener que compartir la habitación con un nuevo hermanastro hasta tener que hacer malabarismos para que todo el mundo pueda utilizar el ordenador. Aunque las situaciones de tus amigos sean diferentes a la tuya (el hecho de que tu mejor amigo no trague a su padrastro o su madrastra no significa que a todo el mundo tenga que pasarle lo mismo), siempre ayuda tener una oreja amiga dispuesta a escucharte.
Habla sobre tus sentimientos con tu padre, tu madre u otro adulto de confianza. Es importante que compartas tus miedos, sentimientos y frustraciones con una persona adulta en quien confíes, por muy absurdos que creas que sean. No temas que algo de lo que digas pueda herir algún sentimiento o hacerte parecer una persona problemática. Un adulto que te quiera deseará ayudarte.
Si tu padre (o tu madre) está demasiado absorbido (o absorbida) por su nueva relación y no te sientes a gusto hablando con él (o con ella), entra en algún grupo de apoyo, sea en tu centro de estudios o en un centro de servicios sociales de tu localidad, para poderte desahogar. O habla con un profesor o con el orientador de tu centro de estudios sobre lo que está pasando en tu vida. Los profesionales de salud mental, como trabajadores sociales y terapeutas, están preparados para ayudar a sobrellevar la mezcla de sentimientos conflictivos que puede tener un hijo cuando uno de sus progenitores se vuelve a casar.
La nueva situación que supone la llegada de un padrastro o una madrastra puede ser especialmente desafiante para un hijo que está atravesando la adolescencia. Sentir que tu vida familiar se ha trastocado completamente puede ser especialmente difícil durante esta etapa debido al resto de cambios que acompañan a la adolescencia, desde la maduración emocional que implica convertirse en adulto hasta los cambios hormonales desencadenados por la pubertad. Si opinas que la nueva situación te ha dejado los ánimos por los suelos y no logras superar esa tristeza, tal vez deberías hablar con un médico o terapeuta.
Continuará...
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