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SALUD MENTAL Y LA FAMILIA








Por Andrés Donoso Castillo 

INTRODUCCIÓN 
Si bien la influencia de la familia en la salud mental de las personas ha sido reconocida desde antiguo, sólo recientemente, en las últimas cuatro décadas del siglo veinte, se han sistematizado y descrito los fenómenos que se relacionan directamente con el fomento, la prevención y la recuperación de la salud en el medio familiar. La familia es uno de los temas principales en la vida de las personas. Es así como el 62.3 % de los chilenos la considera una de las áreas más importantes de su vida (1). El conocimiento de las interacciones familiares ha permitido la incorporación de distintas formas de intervención familiar en ámbitos tales como la salud, la educación y la justicia. En el campo de la propia medicina, se ha introducido la Terapia Familiar como un recurso en la recuperación de pacientes tanto con afecciones orgánicas, como con desórdenes mentales. (asma bronquial, diabetes juvenil, discapacidades físicas, esquizofrenia, desórdenes afectivos, etc.). 


TIPOS DE FAMILIA 
Existen variadas formas de familia en las diversas culturas. Los distintos tipos provienen de la forma de matrimonio (monogámico o poligámico), de la variedad en la composición familiar y de la distribución del poder entre sus miembros, según los perfiles de cada sociedad. También hay gran diversidad de familias dentro de nuestro medio (realice la experiencia de pedir a varias personas que hagan un listado de a quienes considera miembros de su familia y observará amplias variaciones). Según el Informe de la Comisión Nacional de la Familia, en Chile las familias nucleares (padres con hijos), encabezadas por una pareja o por uno de los progenitores, constituye el 61.3 % del total de hogares. Los hogares no familiares (sus integrantes no tienen una relación de parentesco entre sí) constituyen el 5%, y los hogares unipersonales (constituido por una sola persona, generalmente un adulto mayor), un 7.5 % del total. Las familias reconstituidas, es decir, en las que hay hijos de una relación anterior de uno o de ambos cónyuges, con o sin hijos de la nueva pareja, alcanza el 10.8 % (1). 


FUNCIONES DE LA FAMILIA 
La familia es el sistema social más importante en la socialización del ser humano, entendida ésta como el aprendizaje de una adecuada y gratificante adaptación crítica al medio. Este proceso se efectúa por intermedio de las figuras parentales (madre y/o padre, abuelo/a u otro), quienes pueden o no ser parientes biológicos. Estos ejercen su rol aportando elementos nutritivos y normativos. El equilibrio entre estos aspectos de la parentalidad, asegura una socialización exitosa de los individuos. En la dinámica entre individuo y familia se da una tensión entre dos tendencias: la necesidad de concebirse como un ser autónomo y diferente del resto (necesidad de individuación) y la de vivenciarse como parte de un todo mayor supraindividual (necesidad de pertenencia). Durante el ciclo evolutivo ambas tendencias alternan su predominancia, existiendo momentos de gran tensión, como por ejemplo, durante la etapa de la adolescencia. Esta tensión puede desencadenar un corte en la relación familiar, frustrando la necesidad de pertenencia del individuo. 


FAMILIA, HERENCIA Y AMBIENTE 
Si la familia constituye la matriz de socialización de los seres humanos, cabe preguntarse sobre la influencia que dicho proceso tiene en las características de las personas. Por otra parte, en la mayoría de los casos los padres determinan la dotación genética de los hijos (la excepción son los hijos adoptivos). Los estudios sobre la genética de la conducta humana demuestran que el ambiente es modulador de la expresión genética. Cuando se analiza la prevalencia de desórdenes mentales en parientes cosanguíneos (biológicos) y no sanguíneos (no biológicos), siempre se aprecia alguna influencia hereditaria en la patogénesis. Sin embargo, la probabilidad genética no es suficiente para explicar las diferencias, lo que evidencia la importancia del factor ambiental durante el desarrollo. Se ha observado que el trato parental es parcialmente independiente de las características propias de cada hijo y estas singularidades contribuyen a la constitución de diferencias en los hijos. Actualmente, respecto al origen de los desórdenes mentales, la mayoría de los autores suscriben la teoría diátesis - estrés, que plantea que las vulnerabilidades genéticas se manifiestan desencadenadas por estímulos ambientales (2). 


ESTRUCTURA, DINÁMICA Y CICLO VITAL DE LA FAMILIA 
La familia puede ser considerada como una unidad compuesta por partes y relaciones entre ellas. En esta estructura se distinguen partes o subsistemas: parental, fraternal, conyugal, filial. Una familia puede carecer de alguno de estos subsistemas, por ejemplo las familias uniparentales no tienen en su estructura cónyuges y también existen familias sin hijos. Una característica estructural es el grado de interconexión entre los distintos miembros de una familia. Hay familias en que los miembros están intensamente involucrados entre sí, existiendo poco espacio para la vida personal de cada uno (patrón aglutinado o enmarañado), mientras que en otras existe gran distancia y desconexión (patrón desligado). El modelo circunflejo de Olson es un método de evaluación familiar que considera dos dimensiones para caracterizar a una familia: su grado de cohesión y su adaptabilidad. La primera se refiere al vínculo emocional y al grado de autonomía experimentado por cada miembro y se describen cuatro niveles de cohesión (desligado, separado, conectado, aglutinado). La segunda se refiere a la flexibilidad, control, negociación, reglas y considera cuatro niveles (rígido, estructurado, flexible, caótico). La combinación de estos parámetros permite diferenciar 16 tipos de familia, que se pueden estructurar en tres grupos más generales (balanceadas, mixtas y extremas). 


La tesis central del modelo plantea que las familias balanceadas funcionan de modo más adecuado que las extremas (3). La dinámica de interacciones entre los componentes (individuos) del sistema familiar, puede ordenarse en una secuencia de conductas que se influencian mutuamente, estableciéndose pautas conductuales repetitivas que, en ciertas condiciones, pueden mantener un problema y dificultar su resolución. Modificar estas pautas autoperpetuantes es uno de los medios para conseguir el cambio terapéutico. 


El sistema familiar está en constante cambio, tanto en respuesta a las demandas del medio, como a las exigencias de su ciclo evolutivo. El ciclo vital de la familia se desarrolla desde el galanteo a la muerte de los cónyuges, pasando por diversas etapas y transiciones que requieren cambios adaptativos y readecuaciones. 

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