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HABLEMOS DEL AMOR - Primera Parte

Un tema desarrollado por el Padre Jesús Martínez García.

INTRODUCCION 

Si hay algún tema que interese a la gente joven, hoy como ayer, es el del Amor. Porque
realmente es un tema importante, ya que nosotros estamos hechos para amar. A todos nos
repugna el amor propio de los demás y agradecemos los detalles de cariño y de interés por
nosotros. 
Acabo de escribir la palabra Amor con mayúscula. Realmente habría que emplear esa
palabra con mayúscula para referirnos a la Caridad, al Amor de Dios, que es un amor de orden
sobrenatural. Aquí no nos vamos a referir al amor en este sentido, sino al buen-amor humano,
ése que enriquece a la persona y que la lleva a su plenitud humana. Y lo designaré con
mayúscula para distinguirlo del enamoramiento o de otras cosas a las cuales se las designa
con ese nombre aun cuando no lo sean. 
Vamos a hablar aquí, pues, del Amor humano. Pero sucede hoy día que la palabra Amor,
como la palabras Libertad, Paz, Justicia o Familia tienen un contenido diverso según quien las
diga. Importa mucho, por tanto, saber lo que es realmente el Amor humano para no
engañarnos, ya que un error en tema tan fundamental puede traer como consecuencia la
infelicidad. 
Como se podrá comprobar, no se pretende  agotar el tema en estas pocas páginas;
podríamos pasarnos horas y horas hablando sobre el Amor. Y eso es lo que me gustaría, que
con base a estas reflexiones, dialogues con tus amigos y amigas. 

I. LA VERDAD SOBRE LA PERSONA 

1. ¿Ética o Moral? 
 
La Ética es aquella parte de la Filosofía  que estudia las normas que la persona ha de
observar, tanto a nivel personal como a nivel social, para conseguir la felicidad humana. La
Moral es aquella parte de la Teología que  enseña cómo deben ser los comportamientos
humanos, también a nivel individual y social, para que, a través de ellos, la persona logre su
fin humano y sobrenatural, que es Dios.
La moral siempre hace referencia a la trascendencia del hombre, a su dimensión espiritual
y eterna: el bien que hace le acerca a Dios y el mal (el pecado) le aleja de Él. Dios ha revelado
a los hombres cuál es el bien y el mal moral, pero también lo ha grabado en la naturaleza de
cada persona, y ella lo puede encontrar en lo más profundo su ser si tiene verdadera buena
voluntad. 
Lógicamente, la Filosofía, al tratar de estudiar qué es el hombre, debería proponer como
principios éticos los principios morales, pues la naturaleza del hombre tiene un modo de ser
universal y, en consecuencia, el modo de actuar debería de ser el que se sigue de ese modo de
ser. Sin embargo, hay diversas concepciones filosóficas, es decir, diversos sistemas éticos
propuestos por los pensadores. 

2. ¿Mis principios? 

Un esquema filosófico que no contemple a Dios como autor de todos y cada uno de los
hombres llevará a concebir al hombre como dueño absoluto de sí mismo. Sin Dios, el hombre
intenta ser como Dios. 
Pero la realidad es que somos muy limitados: tenemos el temperamento y el cuerpo que
hemos recibido de nuestros padres, y no podemos hacer con nosotros todo lo que nos gustaría
hacer: tener más estatura, tener más brazos y a veces estamos enfermos. 
Tenemos grandes posibilidades pero también somos limitados. Un peligro en el que
podemos caer las criaturas racionales es creernos de alguna manera como dioses: imaginar
que yo soy quien define el bien y el mal. 
Mucha gente actúa, según ellos mismos afirman, siguiendo "sus principios", su propia
ética; que consiste en dar por bueno aquello que subjetivamente les parece bien. Aunque
muchas veces, en el fondo, no es sino dar por válido lo que les apetece hacer. 
En este sentido también se tiene por bueno  aquel conjunto de normas éticas que están
vigentes en la sociedad por el mero hecho de que son expresión de "la conciencia social"1:
sería válido -según ellos- lo que socialmente está permitido: Si nadie dice nada en contra, se
puede hacer. 

3. Principios para todos 

La regla de nuestra actuación no debe de ser el criterio subjetivo -tantas veces interesado-,
pues lo que a unos les parece bien, para otros no  lo es. Es más, si se diera validez a la
conciencia individual o a la "conciencia colectiva" desvinculadas de toda norma objetiva, sin
relación a una única verdad, habría que dar por válidas las acciones malas de los
fundamentalistas, de los racistas, etc., porque, según ellos, sus criterios subjetivos son válidos. 
Hay una verdad en la persona humana puesta por su Hacedor. Una verdad que hay que
reconocer. Esto supone humildad, la humildad de  reconocer que la conciencia no crea la
moral.
Se suele entender por “conciencia colectiva” o “conciencia social” la opinión más común
sobre un asunto moral. Sin embargo, es un empleo inadecuado del término conciencia, ya que
ésta sólo la poseen los seres inteligentes, y la sociedad no piensa. moralidad de nuestros actos.
El bien y el mal están definidos antes de que nazcamos. A nosotros nos toca conocer la moral
y actuar bien.

Si hacemos esto viviremos bien y podremos alcanzar la relativa felicidad que se puede
lograr en la tierra. Si no vivimos según los verdaderos principios morales, según el recto
orden del amor, provocaremos infelicidad en nosotros y a nuestro alrededor. 

Continuará...

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