RFCatolica Radio online

Click sobre la imagen para abrir el video

HABLEMOS DEL AMOR CUARTA PARTE



V. AMOR Y SEXUALIDAD 

19. Manifestaciones de cariño 

Los que se aman sienten la necesidad de manifestar externamente su amor. Y buscan
manifestarlo de mil formas: con la mirada, con la sonrisa, con la palabra,... Las
manifestaciones de cariño dependen del tipo de relación que exista entre esas personas. Son
diferentes las manifestaciones de cariño entre padres e hijos, entre los esposos, entre amigos,
entre amigas, entre amigo y amiga. 

Una de las manifestaciones del amor es el contacto físico: darse la mano o un beso. Dentro
del matrimonio, una manifestación adecuada e importante es la unión sexual. Pero es eso: una
manifestación del amor total. Si no existiese  el Amor previo estable, que ha unido los
espíritus totalmente y para siempre, la unión sexual carecería de todo significado espiritual. Se
quedaría en algo puramente placentero, corporal, aunque conllevara aspectos externos o
subjetivos del Amor. 

Saber amar exige emplear alma y cuerpo. Y saber amar también con el cuerpo no es
simplemente dejarse llevar por el primer impulso corporal. De lo que se trata es de dar al otro
dándose, es decir buscando el bien del otro. 
Y puede suceder que lo que guste a uno -o a los dos- no sea sino expresión de egoísmo que
lleva a no buscar la recíproca donación, sino a tomar "una parte", "una cosa" de la otra
persona. La persona se esfuma ante "la cosa"  que se busca en ella (la mujer-objeto o el
hombre-objeto que sólo se buscan para mirarlos o tocarlos o lucirlos, para "gozarlos"
sensiblemente). 

Por eso, sería un modo inadecuado de tratar un chico a una chica -o a la inversa- dándole
palmadas en la espalda o alborotándole el pelo. Eso siempre va más allá de la simple
camaradería y familiaridad entre personas del mismo sexo que, por lo demás, tampoco reporta
ninguna ventaja. 

20. El sexo no se identifica con el amor

Buscar en otra persona sólo su aspecto sexual no es amor. No es querer a la persona con
todo lo que lleva dentro -su personalidad-, sino fijarse sólo en un aspecto por la satisfacción
sensual que puede proporcionar. 
Ya se ve que el uso del sexo -fuente de placer corporal y afectivo- no es amor, puesto que
éste es de suyo principalmente espiritual ( y en la "alianza" matrimonial también corporal y
afectivo). Tampoco el uso del sexo por sí mismo crea el amor -donación- entre las personas.
Es más, tiende a todo lo contrario: al egoísmo, a centrarse en uno mismo, y, por consiguiente,
a desunir. 

Un peligro real en la relación  amorosa es intentar aprovechar la relación para desatar la
propia sensualidad en provecho propio. Cualquier persona se da cuenta de que una frase que
"sugiere" encierra otra cosa  que la relación de amistad, o que una caricia deja de saber a
cariño y “sabe” a otra cosa. 
El sexo buscado por sí mismo siempre defrauda, no satisface a nadie, deja un poso de
descontento. 

21. El Amor no se “hace”

En las últimas décadas, a base de procurar torcer el significado de los conceptos, se ha ido
infiltrando la idea de que "hacer el amor" es amor. Incluso más, que para demostrarlo a otra
persona a quien se dice que se quiere, lo lógico será demostrarlo de esa manera. 
No basta ser muy lince para darse cuenta del engaño, pues el Amor no “se hace”, “se da”.
Es algo del espíritu, es una entrega mutua donde no va a recibirse. “Se hacen” objetos, cosas.
“Hacer amor” es tratar a la otra persona y a uno mismo como un objeto de placer, lo cual nada
tiene que ver con el Amor. 

22. Hasta dónde se puede llegar

Fuera del matrimonio, iniciar voluntariamente la sensualidad en su aspecto sexual es un
desorden, pues de suyo ese movimiento lleva una dirección con un fin, y si fuera del
matrimonio el final es moralmente malo, su inicio también lo es. 
No se debe caer en el engaño de que “nosotros no vamos a llegar hasta el final”, porque, de
un lado es una ingenuidad, y de otro, eso ya es algo malo de suyo, de igual modo que airarse
un poco ya está mal, aunque uno se controle para no acabar haciendo una locura. 
Ciertas manifestaciones de familiaridad (determinados besos, caricias, modos de bailar,
modos de acompañarse, etc.)  excitan la sensualidad, deliberada o involuntariamente Suele
suceder que esas expresiones que dan paso fácil a la intimidad tienen distinto significado para
un chico que para una chica. 

Para la chica pueden aparecer como una muestra de cariño o como  un éxito propio por
haber conseguido gustar o llamar la atención. Para el chico, en cambio, pueden significar la
señal de “vía libre” hacia la intimidad que puede suponer un recorrido sin retorno. Por eso las
chicas han de recordar que son ellas las que ponen el límite. Siempre que hay un desorden en
la sensualidad la culpa es de los dos; pero siempre depende de la chica que el chispazo llegue
a prender. 

23. ¿Qué es lo normal?    

Lo normal o lo natural no es así porque lo hagan muchos. Si muchos, o la mayoría,
caminaran sobre las manos seguiría siendo lo normal o lo natural caminar sobre los pies. Lo
normal, lo natural es lo que conviene al propio modo de ser. Y eso es lo moralmente bueno en
las personas.

Por eso, si hay mucha gente que mantiene actitudes que llevan a desencadenar la
sensualidad, eso no ha de proclamarse como la norma de actuación de una persona. Más bien
es una actitud despersonalizante. Entrar en la lógica de comportarse según se ve que hacen los
demás manifiesta poca capacidad de crítica, poco criterio. En definitiva, copiar lo que no
conviene a una persona supondría dar muestras de escasa personalidad y de dificultad para
llegar a adquirirla. 
Quienes "hacen el amor" (practican el desamor) generalmente no llegan a casarse. El
verdadero Amor es perdurable y quienes lo buscan no harían bien en tomar esas conductas
como modelo. 

VI. MASCULINIDAD Y FEMINIDAD 

24. Un error común 

Una equivocación entre las chicas es creer que los chicos son como ellas. De igual modo
que muchos chicos tratan a las chicas como si fueran chicos. Las chicas son más afectivas, su
cariño es más ideal y delicado. En los chicos el impulso sexual es mucho más fuerte, más
corporal. 

Una chica tendría que saber qué cosas afectan a los chicos, y si les afectan mucho y en qué
sentido. Por ejemplo, una chica puede creer que va vestida a la moda y que llama la atención,
pero no darse cuenta que viste provocativamente. 
25. ¿Qué espera encontrar en un chico?
¿Qué espera encontrar una chica en un chico? Lógicamente las características propias de
los hombres: autoridad, seguridad, confianza, cariño, sinceridad. Que sea bueno, que la
quiera. Y siempre: que no le defraude. 
Que la quiera a ella por ser quien es, no sólo por su aspecto externo (aunque es bueno que
lo cuiden) o por las ocasiones de placer que puedan proporcionarle a ese chico sus cualidades
físicas femeninas externas. 
Muchas veces, sobre todo en la adolescencia, quedan decepcionadas porque los chicos no
se las toman en serio, las toman como un juguete. Es lógico porque, salvo en el “primer amor”
(en el cual el chico queda deslumbrado afectivamente), el chico sabe que le quedan muchos
años por delante para casarse. 

26. ¿Qué espera encontrar en una chica?

Suponiendo que es un chico que quiere verdaderamente a una chica (no nos referimos a
otras actitudes que ya nacen desprovistas de rectitud), espera encontrar en la chica los rasgos
femeninos: no alguien que se le imponga, que  le persiga; espera cariño, afectividad,
comprensión, fidelidad. Y que de alguna manera sea un misterio, alguien que descubrir y
conquistar con los años, en el matrimonio y que no entregue su intimidad frívolamente.      11
Siempre, aunque sea inconscientemente, se da cuenta que la chica tiene cuerpo de mujer, y
espera que le ayude a ser bueno. El chico siente en sí mismo el tirón de la sensualidad y
espera que ella le ayude a que su amor tire  hacia arriba, a que sea  espiritual, no corporal,
aunque en un momento dado la sensualidad pida satisfacerse en el momento. La chica que no
le ayuda en este sentido, de alguna manera le defrauda: un chico que vale la pena siempre
valora la pureza propia y la de su novia, y espera que -si tiene un momento de debilidad- ella
le "pare los pies". Por eso es tan importante para las chicas no perder la feminidad: el cariño,
la ternura, el saber llevar a quien ama hacia el futuro, hacia el Amor espiritual y permanente. 
Dan pena las chicas que provocan u originan el desamor, tendiendo a satisfacer sus
pasiones aquí y ahora. No son miradas ni tratadas como mujeres porque han perdido lo más
propio de su dignidad personal:  la feminidad, lo que resguarda lo mejor de su condición
femenina. 

27. ¿Qué piensa el otro? 

Una chica (o un chico, porque hoy también muchas chicas se muestran agresivas) que no
entra en el juego del desamor puede aparecer tonta, estrecha, o lo que se quiera. Pero es digna
de respeto. Cualquier chico sabe que posee un valor, un gran valor que se desearía compartir
con ella el día de mañana, cuando acaben estos tanteos, titubeos iniciales limpiamente
superados.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Agrega tu comentario

ENCUENTRANOS EN NUESTRA FANPAGE