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HABLEMOS DEL AMOR - Tercera Parte



III. AMOR Y ENAMORAMIENTO 

11. ¿Qué es el Amor? 

La amistad humana es la unión de voluntades bien ordenada, que lleva a querer y a
procurar el verdadero bien de los demás. La amistad es el vínculo en el que debe fundarse la
sociedad, pues es el mejor modo de relacionarse las personas. Un modo concreto de la
amistad es el Amor humano, que implica la entrega plena, recíproca y exclusiva entre un
hombre y una mujer para siempre. 

Ya hemos dicho antes que el Amor con mayúscula habría que referirlo al Amor de Dios,
que es realmente aquel que colma todas las  aspiraciones del hombre. Pero aquí queremos     6
referirnos al buen-amor humano para distinguirlo de otras cosas que se le parecen y no son ni
siquiera verdadera amistad, pues no se busca el bien del otro. 
¿Qué supone, por tanto, el Amor? Supone una decisión libre, responsable, definitiva, de
toda la persona -alma y cuerpo- para la otra persona, que a su vez se entrega totalmente, y de
la que surge un “nosotros” enriquecedor. 

Sólo puede hablarse de Amor cuando ambas personas han dado un "Sí" completo y
definitivo, y la pareja enamorada se encuentra convertida así en una "alianza". 
Los animales también tienen sexo y pueden formar parejas más o menos estables, pero
entre ellos no hay amistad ni puede existir el Amor, porque no se “comprometen”, no forman
una alianza. En el Amor humano, por el contrario, cada uno compromete todo lo suyo: ya no
se pertenece. Hay que advertir de paso que esta es la única manera -entregarse- de dar pleno
juego a la libertad. Si no se usa, la libertad no sirve para nada. Sería la libertad de quien, por
no comprometerse, se quedara con su libertad para “vestir santos”. 

12. Estar enamorado no es el Amor 

Estar enamorado es un sentimiento, algo que más bien se padece, afectivo. Supone una
profunda simpatía y atracción mutua. Es como el camino hacia el Amor, y en realidad nadie
amará a alguien que, así de entrada, no "le guste". 
Pero el Amor, por el contrario, es algo activo, algo de la voluntad, no del sentimiento. Se
ama al otro por ser quien es, porque se le quiere, aunque el sentimiento de agrado pueda pasar
en un momento dado. Aunque lo normal es que el Amor bien llevado suponga un
enamoramiento siempre nuevo. 

13. Lo subjetivo y lo real 

No se debe confundir el Amor con el deseo -tal vez muy fuerte y sincero- de llegar un día
al Amor definitivo. Junto al sentimiento y la visión subjetiva de la relación, es preciso que la
cabeza dirija las acciones: importa mucho ser sinceros, estar en la verdad; ser capaces de
admitir que actualmente falta todavía la madurez y responsabilidad para esta decisión, la más
importante y definitiva de la vida. 
Esto conviene tenerlo muy en cuenta a la hora de las manifestaciones de cariño, pues es
distinto ser amigos, o ser novios formales, o estar casados. Son tipos de relaciones distintas, y,
por tanto, las reglas de juego son también distintas. 
Las reglas de comportamiento entre novios formales no son otras que las de la amistad y la
cortesía, aunque quepan algunas manifestaciones particulares de cariño hacia la otra persona. 
Pero el respeto y el cariño llevará a no tratarse nunca como si estuvieran casados (y nunca,
claro está, actuando por el propio interés), aunque uno - o los dos- subjetivamente esté muy
enamorado. 

14. Para “entregarse”, antes hay que “poseerse”. 

No se puede hablar con sinceridad y con propiedad de “entrega del yo”, y por tanto de
Amor, cuando no se ha llegado todavía a poseer la propia personalidad. Hasta entonces no se
es capaz, ni con la mejor voluntad, de dar más que algo, una parte, cosas, pero no a uno
mismo.      7
Es muy difícil determinar abstractamente cuándo una persona tiene la madurez necesaria,
cuándo es suficientemente "dueño de sí mismo" para comprometerse definitivamente. Pero es
muy poco probable que sea antes de que el típico tiempo de maduración con sus específicos
altibajos emocionales y de carácter haya tocado a su fin. 
Podríamos señalar algunas señales que evidencian falta de madurez para tomar esa
decisión para toda la vida: 
- Quien no domina sus impulsos afectivos (hoy me gusta N, mañana X). 
- Quien no domina su sensualidad, especialmente en el campo de la sexualidad, pues
denota que es caprichoso y egoísta. 
- Quien no puede dar estabilidad a su Amor porque no posee una orientación firme de su
futuro (si depende de los padres para vivir). 
Tomar una decisión para toda la vida en esas circunstancias hará que difícilmente el Amor
perdure. 

IV. EL TIEMPO DEL NOVIAZGO
 
15. El noviazgo 

Es ese tiempo necesario, ni demasiado largo ni demasiado corto, para conocer a la otra
persona, conocerse a sí mismo y conocer lo que es el Amor y lo que éste comporta. 
Es un tiempo en el que las dos personas pueden ayudarse mucho, corrigiendo defectos y
mejorando virtudes. La verdadera amistad tiene eso, supone un enriquecimiento. Si no
enriquece, sino que empobrece -por la pérdida de virtudes, por ejemplo-, es señal de que no es
amistad verdadera. 
Durante el noviazgo se conoce la psicología diferente del otro sexo y las particularidades
concretas de la otra persona: su familia, sus gustos, sus aficiones, su carácter, etc., y se
observa si podrá existir una armonía con ella para establecer un compromiso para toda la vida. 

16. Con el Amor no se juega

Una cosa es el noviazgo, otra cosa es el Amor estable para siempre, y otra cosa es jugar
con las personas "jugando al amor". No se debe, pero de hecho se puede hacer, jugar con los
sentimientos y el cuerpo ajeno, haciendo creer que se ama. Esto deja heridas y rencores que
pueden afectar a lo más profundo de la persona. 
Se puede jugar con las personas, pero nunca se juega con el Amor. Porque el Amor es o no
es, es entrega mutua o no es Amor. 
Antes de establecer el compromiso definitivo del Amor cabe abandonar el proyecto, pero
una vez que se ha establecido la alianza no cabe marcha atrás. Es decir, no hay matrimonio a
prueba, como tampoco hay paternidad o filiación a prueba: se es esposo o esposa realmente
hasta que la muerte les separe. 

17. Sinceridad 

Una virtud que ha de estar presente siempre en la relación del noviazgo es la sinceridad:
conocerse bien a sí mismo y conocer bien cómo es y cómo piensa el otro. La entrega total de
uno mismo es una decisión que compromete la vida entera. En muchos casos es una decisión     8
que abarca todo lo que dura la propia vida. Por eso, antes de tomar esa decisión hay que tener
en cuenta diversos factores y se precisa sinceridad, objetividad para valorarlos en su realidad. 
Esto ha de llevar, incluso, a ser capaces de abandonar el proyecto si se advierte que esa
relación no lleva al Amor definitivo. Si la otra persona no me conviene o no le convengo yo a
ella, bueno será dejarlo para no perder el tiempo y quizá otras cosas. 

18. Libertad total 

El compromiso de Amor necesita esencialmente una decisión libre lo más completa
posible. Esta libertad indispensable sufre una restricción importante cuando, con anterioridad
a la decisión definitiva, se haya llegado ya a una vinculación y dependencia -por ejemplo, en
el campo sexual- que en cierta manera sea irrevocable. 
No obstante, las personas pueden rectificar, abandonando esa relación degradante y
evitando el trato mutuo. O bien recuperando  el respeto recíproco que les haga llegar
finalmente a la "alianza" no forzada por los errores cometidos, sino con convicción seria de la
voluntariedad y de la firmeza del compromiso que establecen al casarse.

Continuará...

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